lunes, 29 de febrero de 2016

Las sorpresas



Después de una semana de secretos, risitas y mensajes a escondidas, el domingo recibí una gran sorpresa. Menos mal que los planes no eran sobre una invasión o un golpe de estado a algún país, porque estoy seguro de que hubiera salido rana. La verdad es que “operación secreta”, lo que se dice secreta… no lo era mucho. Pero reconozco que me divertí mucho todo ese tiempo. Aún así, en ningún momento me imaginé lo que me esperaba. Después de un desayuno a lo vasco (por lo bueno y por la cantidad), de una visita improvisada, de una sesión de fotos, de un montón de kilómetros y de una carretera estratégicamente cortada, me encontré con una felicitación cumpleañera que a punto estuvo de hacer surgir las cataratas del Niágara. Recibir tanto cariño de mi familia es algo que no puedo expresar sin ponerme tierno. Lo que han organizado tan sólo para felicitarme me supera.

Hoy no podía dejar de agradeceros lo que habéis hecho y lo que me habéis hecho sentir.

Gracias Mari por lo que haces por mí, por sacarme sonrisas cuando no podía.

Gracias mis cuatro niños por vuestra ilusión.

Gracias mami por tu complicidad.

Gracias hermanitos, gracias cuñá y cuñao por vuestra alegría.

Gracias abuela, titos, primos, sobrinos y demás familia por hacerme sentir tan especial.


¡Todos sois increíbles!






Ex carta


Ya todo acabó. En nuestro interior sabemos que acabó hace tiempo aunque no sé exactamente cuándo. Quizás fue el día en que nos faltamos el respeto por primera vez, o la primera noche que nos acostamos sin hablar de lo ocurrido. Lo que sé es que algo sucedió hace mucho tiempo y, por alguna razón que no comprendo, no nos quisimos dar cuenta. A partir de ese momento dejamos de vivir haciendo feliz al otro. Sólo nos dejábamos llevar por una inercia que nos llevaba cuesta abajo sin saberlo. Nos empezaron a molestar las cosas que antes nos enamoraron. Nuestros puntos en común fueron cambiando hasta ser totalmente opuestos. Mis blancos se convertían en grises mientras tus negros se hacían cada vez más oscuros. La búsqueda de nuestras miradas eran cada vez más esporádicas. La cama se convertía poco a poco en un simple colchón donde ni siquiera el sueño era reparador. Los paseos de la mano fueron desapareciendo. Incluso pasamos de intentar estar con más gente para no estar a solas a ya no tener ganas ni de salir. Fueron creciendo nuestros momentos de soledad aunque estuviéramos juntos en el sofá. Tus constantes críticas fueron directamente proporcionales a mis silencios, en un intento de no enfrentamiento que no servía para nada.  Perdón se convirtió en una palabra vacía usada demasiadas veces. Sin darnos cuenta nos fuimos distanciando poco a poco hasta llegar a un punto sin retorno del que intentamos volver en varias ocasiones, sin éxito. Aún así te sorprendiste cuando te dije que se acabó, que lo nuestro no tenía arreglo.

Siento mucho el daño que te hice, pero quiero que sepas que detrás de esa decisión se esconden noches sin dormir, cabezas a punto de estallar o tristezas absolutas; días de rabia por no haber podido mantener una familia o de enfado por haber herido a más de un corazón. Pero también quiero que sepas que fue una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida y de la que no me arrepiento.

Quiero que sepas que, a diferencia de ti, no te odio y no te guardo rencor. Que, a diferencia de ti y aunque no olvido los malos momentos, me quedaré siempre con los buenos. Que, a diferencia de ti, no cambiaría nada porque eso cambiaría quien soy y como estoy ahora. Que me gustaría poder tener una conversación normal contigo como las que teníamos al principio.


No se puede vivir con rencor. Hay que perdonar al que te hizo daño, pero lo más importante es perdonarse uno mismo. Vivir en paz, además de ser bueno para la salud, atrae cosas buenas.




viernes, 26 de febrero de 2016

Me encanta rodearme de gente como tú.



Haces que los malos momentos sean menos malos, que los problemas no sean tan marrones. Me tapas de los fuertes vientos, me cubres de la lluvia. Me das apoyo cuando cojeo o me levantas cuando me caigo.

No sé qué sería en otra vida sin ti, pero sí sé que es una gran suerte que te hayas cruzado en mi camino. De todas las vidas que hubiera podido tener, esta es la mejor de ellas. Si no te hubiera conocido mi mundo nunca habría estado completo del todo. Juntos formamos un perfecto engranaje en esta vida a veces tan complicada.

Mi sueño es poder darte una vida sin preocupaciones, sin problemas. Una vida de felicidad y de risas donde cada día salga el sol y sólo se oculte para dejar paso a una brillante luna que te cuide mientras duermes.

Cada día estoy más convencido de que eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, que eres todo, que sin ti sería nada.


Te quiero Mari Carmen.





miércoles, 24 de febrero de 2016

42 años




Hoy estoy contento por cumplir años, pero más contento estoy por ver la cantidad de gente que hace una pausa en sus vidas para felicitarme. Y si a eso le sumamos que es mi primer cumpleaños en esta nueva familia, la cual está teniendo unos grandes detalles, pues más contento todavía. Conseguís que me ponga ñoño con vuestras palabras, con vuestros gestos o con vuestras canciones de feliz cumpleaños (que algunos de vosotros me habéis cantado de verdad). Hoy, con cada llamada o mensaje, habéis conseguido que olvide otras cuestiones.

El mayor regalo que me han hecho sois todos vosotros.


¡Muchísimas gracias!




jueves, 18 de febrero de 2016

No te perdono



Decidiste irte. Me dejaste aquí, sólo. No, no te perdono. Te fuiste cuando más felices éramos, cuando mejor estábamos. Fuiste una egoísta por marcharte sin decirme adiós.

¿Y ahora qué hago yo? ¿Cómo quieres que siga sin ti? La comida ya no sabrá igual si no estás en la mesa. La cama se volverá fría sin tu calor. El sofá será incómodo si no te tengo como cojín. La tele será aburrida si no te ríes junto a mí. La música será sólo ruido si no estás para cantarla o bailarla. Ya nada tendrá sentido, no habrán buenos olores, buenos sabores o bonitos colores.

Te odio por abandonarme. Te odio por no haber dejado que me despidiera. Te odio por no haberme dado tiempo de decirte todo lo que siento. Te odio porque contigo se ha ido lo mejor de mí.


Te odio porque nunca volveré a querer a nadie como te quiero a ti.



domingo, 14 de febrero de 2016

Once meses



Aún es pronto, llevamos poco tiempo, ya se nos pasará… Yo creo que no se me va a pasar nunca. Puede que se calme, pero nunca se me van a pasar las ganas de verte, de estar contigo, de que sea tu cara lo último que vea por las noches y lo primero que vea por las mañanas, de abrazarte y de que me abraces, de tus besos, de tu compañía, de nuestras charlas, de nuestros paseos, de nuestros momentos de peli y sofá… De mis ganas de ti. Puede que se calme este ansia que tengo, pero pasar… no se me va a pasar nunca.

Eres la droga de la que soy totalmente adicto. Eres la brasa que me da calor y la nevera que me lo quita. Eres la fuente de agua clara que me quita la sed. Eres la almohada perfecta para mi cabeza. Eres la comida que me alimenta. Eres el corazón de mi alma.

Nunca me cansaré de decirte lo que te quiero y lo seguiré haciendo de todas las maneras posibles. Quiero hacer que te sientas feliz, tanto como lo soy yo a tu lado, y quiero que dure siempre.

Hoy no voy a celebrar especialmente el día de los enamorados, pues desde hace once meses lo celebro cada día gracias a ti.


Y ahora… a por el primer año de una eternidad.

Te quiero.