Hay días en los que te preguntas si vale la pena seguir
luchando, si vale la pena tanto sufrimiento y la recompensa estará a la altura,
si vale la pena lo que estás sacrificando, si valen la pena los daños
colaterales que sufren los que te rodean.
Hay días que no tienes muy claro que
la batalla acabe en victoria.
Hay días en los que te sientes empapado por la
lluvia por mucho sol que haya.
Hay días que no te reconforta nada y lo único
que te apetece es que llegue la noche para dormirte y despertarte por la
mañana, con la esperanza de que el nuevo día amanezca sin nubes y vuelvas a ver
nítido el horizonte.
Lo único bueno de estos días es que son eso, días, y acaban
a las 24 horas.
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